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18/10/2016

Según el estudio publicado en 2011 por la Comisión Económica para América Latica y el Caribe (CEPAL) América Latina: Violencia entre estudiantes y desempeño escolar, en Ecuador tres de cada cinco menores de edad han sufrido amenazas, robos y golpes. El artículo 19 de la Convención sobre los Derechos del niño señala que la violencia es toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual. Tal y como señala Unicef Ecuador: “La violencia no solo les provoca a los niños y niñas, dolor y humillación, sino que puede causarles la muerte. Con frecuencia, los niños y niñas que han sido objeto de abusos graves o de abandono, tiene dificultades de aprendizaje y desempeño escolar, pueden tener bajos niveles de autoestima y sufrir depresión, lo que, en el peor de los casos, puede ser motivo de que adopten conductas de alto riesgo y comportamientos autodestructivos”.

Para conocer más en relación a la violencia en el ámbito educativo, VVOB Ecuador realizó una encuesta sobre violencia escolar, con el objetivo de conocer la percepción que tienen las personas que conforman los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE) al respecto. En esta encuesta participaron 105 personas pertenecientes a los DECE de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, una de las áreas en las que trabaja VVOB en Ecuador. Según los datos obtenidos tras la aplicación de la encuesta, el 75% considera que la violencia escolar en un problema grave en su colegio, el 23% que es un problema muy grave y el 6%, que es un problema normal.

Tomando esta situación como punto de partida, VVOB Ecuador ha incluido en la nueva etapa del Programa EFTP 2017-2021 una línea de trabajo enfocada a proporcionar —tanto a docentes como a personal directivo— herramientas y estrategias orientadas a la prevención, manejo y resolución de conflictos que promuevan ambientes educativos seguros. Para ello, a inicios de 2015 se contactó con el especialista belga Jean Schmitz, representante del Instituto Latinoamericano de Prácticas Restaurativas ILPR, con sede en Lima, Perú, con el objetivo de conocer más sobre las prácticas restaurativas y su uso en los ámbitos educativos. Fruto de estos contactos, personal de VVOB Ecuador realizó una formación en la sede del ILPR en Lima. A inicios del 2016 con el apoyo del ILPR, se realizaron dos talleres de formación sobre prácticas restaurativas —uno en Quito y otro en Santo Domingo— en el que participaron asesoras y asesores educativos del Ministerio de Educación, además de personal directivo y de los DECE de colegios de Bachillerato Técnico. Estos talleres tenían un doble objetivo: por un lado, formar a las personas participantes en el uso de las prácticas restaurativas en el ámbito educativo y, por otro lado, contar con información que permita elaborar una estrategia de trabajo con proyección al próximo programa.

 

Pero, ¿qué son las prácticas restaurativas?

Las prácticas restaurativas son una metodología enfocada a la prevención, gestión y resolución de conflictos, así como a atender situaciones causantes de estrés en la comunidad, como puede ser un desastre natural o la pérdida de un ser querido, entre otros. Este paradigma tiene su origen en la justicia restaurativa, una perspectiva de la justicia penal que pone el énfasis en la manera como el delito daña las relaciones entre las personas que viven en comunidad, busca reparar el daño y restaurar las relaciones humanas (Rul·lan, V., 2011).

La aplicación de las prácticas restaurativas puede llevarse a cabo en diversos ámbitos —como el laboral, comunitario, familiar o educativo— con el objetivo mejorar la convivencia y reforzar los vínculos afectivos entre las personas afectadas por este tipo de situaciones. Por ello, son aplicables a cualquier grupo de personas que quieran mejorar sus relaciones interpersonales, gestionar de forma dialogada y participativa sus conflictos, crear un clima favorable y reforzar valores fundamentales para una buena convivencia.

La metodología de las prácticas restaurativas parte de la idea de llevar a cabo un trabajo con y para la comunidad. Destaca la visión de la convivencia comunitaria, buscando una participación más abierta, no solo en relación a los conflictos y su resolución compartida, sino también en la incorporación de estas prácticas a otros tipos de interacción social, considerándolas la base de la construcción de una comunidad cohesionada.

Durante la última década, el Institute for Restauratives Practices IIRP (www.iirp.edu), ha desarrollado un marco conceptual exhaustivo para la práctica y la teoría que amplía el paradigma restaurativo, más allá de sus orígenes en la justicia penal (Mc Cold, P. y Wachtel, T., 2003), al tratamiento de los conflictos que se encuentran en cualquier organización o grupo humano. Uno de los pilares del trabajo del IIRP es la aplicación de las prácticas restaurativas en el ámbito educativo.

En el ámbito educativo, la mayor parte de su aplicación tiene un carácter preventivo y proactivo, puesto que se pretende la mejora de la convivencia a través de la creación de comunidad, y secundariamente abordan la resolución de conflictos mediante la reparación del daño causado y el restablecimiento de las relaciones interpersonales. Las prácticas restaurativas permiten que las estudiantes y los estudiantes participen en procesos en los que se responsabilizan de su comportamiento. Así, el enfoque restaurativo implica creer que las decisiones están mejor tomadas y los conflictos mejor resueltos por aquellas personas que están directamente involucradas en ellos (Costello, B. Wachtel, T. y Wachtel, J., 2009).

La metodología de las prácticas restaurativas engloba un conjunto de herramientas, entre las que se encuentran los círculos restaurativos. Los círculos restaurativos han existido a lo largo de la historia de la humanidad como una manera natural de resolver sus conflictos. Por su misma estructura, los círculos restaurativos implican comunidad, conexión, inclusión, protección, justicia, igualdad e integridad. Los círculos restaurativos son reuniones donde las personas participantes forman un círculo para compartir experiencias, necesidades y expectativas y, en caso necesario, entre todos y todas gestionar la resolución consensuada de un conflicto o de una situación de estrés o tensión.

 

Primera experiencia en las unidades educativas en Ecuador

Durante los meses de septiembre y agosto del 2016, VVOB Ecuador facilitó tres talleres formativos sobre prácticas restaurativas y círculos restaurativos en el ámbito educativo. Durante el proceso se contó con la participación de dos asesoras psicosociales del Ministerio de Educación del Perú, quienes cuentan con una amplia experiencia en el manejo de conflictos de diferente índole, que dieron a conocer su experiencia en la implementación de círculos restaurativos en colegios de la ciudad de Lima.

En estos tres talleres participaron 105 profesionales en psicología clínica y psicología educativa de los Departamentos de Consejería Estudiantil del Ministerio de Educación del Ecuador. Posteriormente, se ha realizado un proceso de acompañamiento en diferentes centros escolares a la hora de implementar círculos restaurativos con grupos de estudiantes, docentes y padres y madres de familia. Los principales temas tratados han sido: venta y consumo de drogas, violencia entre pares, acoso escolar, acoso sexual y robos, entre otras temáticas. Todos estos círculos restaurativos se han realizado con base en situaciones reales identificadas en los centros educativos. También se han desarrollado círculos restaurativos enfocados en el tratamiento de situaciones de estrés, como el terremoto ocurrido en Ecuador durante este año. Este tipo de círculo busca mejorar el bienestar emocional de las jóvenes y los jóvenes, ofreciéndoles una oportunidad de compartir las vivencias, sentimientos y emociones, que han experimentado directamente o a través de los medios de comunicación producto de este desastre natural.

La metodología de la prácticas restaurativas y la implementación de círculos restaurativos ha tenido gran acogida por parte de los equipos de los DECE, docentes y personal directivo. Según opiniones vertidas por quienes han estado involucradas en este proceso de aprendizaje, el 80% de los DECE han implementado estos círculos en sus instituciones educativas y el 20% restante ha planificado su realización durante los próximos meses.

Esta primera experiencia ha brindado la oportunidad de conocer el gran abanico de oportunidades que se ofrecen al trabajar la metodología de las prácticas restaurativas en los centros educativos y el entusiasmo y compromiso con que han recibido los colegios esta nueva propuesta que ayudará a crear ambientes seguros y, con ello, mejorar el desempeño estudiantil.