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19/08/2020

Antecedentes

Las prácticas restaurativas son un marco para construir comunidad y para responder a situaciones de conflicto o comportamientos disruptivos a través del diálogo. Constituyen un abanico de herramientas que permiten prevenir, detectar, gestionar y resolver las situaciones de conflicto en diferentes ámbitos (familiar, educativo, laboral, judicial, social y comunitario), para mejorar la convivencia y reforzar los vínculos afectivos entre las personas afectadas por tales escenarios. Las herramientas principales que utiliza el enfoque restaurativo son: escucha activa, diálogo restaurativo, Comunicación No Violenta (CNV), círculos restaurativos y reuniones restaurativas.

Como parte del Clúster educativo de organismos internacionales que apoyaron al Ministerio de Educación en el marco del terremoto de abril de 2016, y que se ha reactivado a raíz de la actual pandemia COVID-19, VVOB ha establecido un equipo de trabajo conjunto con la Dirección Nacional de Educación para la Democracia y el Buen Vivir para desarrollar una línea estratégica para apoyar a las comunidades escolares en esta compleja situación. Este apoyo se enmarca en la Línea 4: Apoyo psicosocial. Dadas las acciones conjuntas previas que se ha desarrollado entre VVOB Educación para el desarrollo y el MinEduc en el tema de prácticas restaurativas, y dado que este enfoque es muy adecuado precisamente para situaciones donde es necesario un abordaje comunitario integral, esta línea estratégica se concreta a través de la ampliación en materiales de los subresultados 1.1. y 3.1. del Programa EFTP. Cabe resaltar que durante todo el proceso se ha contado con la experticia de Jean Schmitz, especialista en justicia restaurativa y prácticas restaurativas, quien ha acompañado desde el inicio las acciones emprendidas por VVOB en la línea de bienestar estudiantil.

Situación actual

El distanciamiento social para luchar contra la pandemia COVID-19 y controlar su expansión ha revelado ser una de las medidas más eficaces. Desde el 11 de marzo el gobierno ecuatoriano, al igual que la gran mayoría de los países latinoamericanos, impuso el confinamiento obligatorio de la población, salvo para satisfacer algunas necesidades básicas como comprar alimentos, medicamentos y productos de limpieza, así como dirigirse a los servicios de salud y bancos solo en casos de emergencia.

Es necesario ser consciente que no toda la población experimenta de la misma manera el confinamiento obligatorio, pues depende de varios factores: unos internos y otros externos. Algunos de los principales condicionantes son:

  • Lugar dónde se habita y en qué condiciones se vive: estas condiciones están determinadas por aspectos como el nivel de seguridad de la vivienda y de la zona, el espacio disponible y el número de personas que lo comparten, la dotación de servicios como agua, alcantarillado, electricidad, radio, televisión o Internet, así como de los servicios públicos disponibles en la zona, como centros de salud, farmacias, comisaría de policía, bancos y centros de abastecimiento de alimentos.
  • Situación económica de la familia: puede variar mucho pues depende de si la familia cuenta con ingresos económicos tanto antes de que inicie la cuarentena como durante este tiempo; en muchísimos casos ha habido una reducción o supresión de los ingresos mensuales. La situación también se define a través de criterios como si se dispone o no de un empleo, de ahorros o de reservas de alimentos, por ejemplo, o de aspectos como si se trabaja independientemente o se es parte del personal de una empresa o si se cuenta con afiliación a un seguro, entre otros aspectos.
  • Número de dependientes de las personas que cumplen como cabezas de hogar: cuántos hijos e hijas, u otras personas dependientes, y la edad de las personas confinadas determina fuertemente la calidad del confinamiento: es mucho más difícil lidiar con el confinamiento para niños, niñas y adolescentes que para adultos mayores.
  • Situación de salud de las personas: las personas que tienen ciertas deficiencias en salud tienen más riesgos que las otras personas, y por ello, muchas más preocupaciones. Una familia que tiene uno o más de sus integrantes afectados por el coronavirus (hospitalizado o a domicilio) o que ha tenido uno o más fallecido en su familia se encuentre probablemente más ansiosa y preocupada que otra que no cuenta con personas enfermas o fallecidas.
  • Familias dispersas en diferentes localizaciones del país: este tipo de situaciones genera tensiones por la separación y dificulta la comunicación. Si alguna persona de la familia se encuentra en una zona de mayor riesgo de infección, la falta de libertad para poder ir a verla puede provocar sentimientos de gran angustia y tristeza.

Los seres humanos somos seres sociales, necesitamos el contacto con las demás personas para sobrevivir. Adicionalmente, hay que tener en cuenta que es probablemente la primera vez que las personas deben gestionar el hecho de convivir 24 horas al día con su pareja, hijos e hijas u otros familiares por varias semanas o quizá meses, sin saber con certeza cuándo se terminará el orden de confinamiento.

Como muchos análisis y estudios lo indican, el confinamiento obligatorio (y el toque de queda) tiene múltiples consecuencias tanto sobre el individuo, como sobre la familia y la sociedad en general. Algunos de los efectos psicológicos, como:

  • Preocupación, ansiedad y estrés: las familias con hijas e hijos pueden experimentar un aumento del estrés ya que, para quienes son más jóvenes, es quizá más complicado entender esta situación y por qué no se puede salir de casa.
  • Inestabilidad emocional, depresión, insomnio: algunas personas pueden tener pensamientos de tipo catastrofista y anticipatorio, imaginando los peores y más improbables escenarios, lo que generara un gran malestar.
  • Confusión, intranquilidad, aburrimiento, desconfianza: la situación puede provocar en algunas personas cambio de humor y manifestación de emociones como irritabilidad, enfado, apatía, frustración, tristeza…
  • Problemas alimenticios: las personas que sufren alguno de esos trastornos podrían ver agudizados los síntomas asociados a la enfermedad, como la ansiedad, la irritabilidad, el pensamiento obsesivo o la tendencia al aislamiento. También aumenta la sensación de culpabilidad por no poder hacer actividad física con normalidad.
  • Violencia física, psicológica y sexual: el confinamiento puede ser una "tormenta perfecta" para el incremento de la violencia intrafamiliar, al aumentar el estrés. El encierro es un caldo de cultivo para la violencia intrafamiliar, que podría generar un repunte de los abusos y maltratos físico y psicológico entre quienes integran las familias.

Sin embargo, el confinamiento ha mostrado también que puede ser generador de cambios positivos como, por ejemplo:

  • Conexión/reconexión: la situación ha traído como consecuencia que padres y madres trabajen desde casa y pasar más tiempo con la familia. La escuela también se ha trasladado al hogar. Todo esto ha hecho que la familia esté más cerca que nunca. Ahora, niñas y niños pueden jugar más tiempo con sus familiares o disfrutar, por ejemplo, de esas lecturas antes de dormir que les encantan y no siempre eran posibles. La familia se convierte para los niños y niñas en un pilar fundamental. Por eso, algunos papás y mamás han sabido aprovechar este tiempo de confinamiento para conocerse mejor, desarrollar juntos la creatividad, acompañarles en sus tareas escolares, permitir que sus hijos e hijas comuniquen lo que sienten y escucharlos. El confinamiento y la preocupación por el bienestar de familiares, amistades y colegas ha estimulado a muchas personas a realizar llamadas y videollamadas para saludar y conocer el estado de salud de sus personas queridas. Todo esto ha fomentado y reactivado la socialización (o resocialización), aunque sea virtual, lo que es importante para el bienestar psicológico de cada persona.
  • Afrontamiento positivo: que las familias se mantengan en casa trae como consecuencia que gracias al sacrificio individual se evitarán males mayores y se hace haciendo un bien para la comunidad, como parte de un movimiento para el bien común. Quedarse en casa es salvar vidas; es proteger la suya y las de otras personas.
  • Toma de conciencia: esta pandemia, y el confinamiento que resulta de ella, dejará reflexiones acerca de lo vulnerable que es la salud y lo importante que es el autocuidado (lavarse apropiada y regularmente las manos, por ejemplo). Las personas, como resultado, estarán más conscientes de que la salud es un bien colectivo e interconectado y la responsabilidad que se tiene con respecto a la salud de las personas que nos rodean.
  • Mejor sentido de comunidad: las sociedades modernas suelen ser muy competitivas e individualistas. En el marco de esta situación que se vive a escala mundial, muchas personas han mostrado actos de solidaridad compartiendo recursos (por ejemplo, comida o vestimentas de protección, el acceso a la red de Internet…), realizando la compra a algún vecino de edad avanzada, preocupándose por personas mayores, controlando periódicamente su estado de salud, haciendo actos de reconocimiento y agradecimiento al personal de salud y de seguridad aplaudiendo desde sus ventanas a una hora determinada, incentivando a otros a unirse al grupo. Este tipo de acciones hacen que se refuerce el sentido de comunidad.
  • Respeto y cariño por las personas mayores: quedarse en casa, no ir a visitar a los abuelos y abuelas, ver cómo las personas adultas toman precauciones antes de salir a comprar... Todo esto hace que niños y niñas sean conscientes de lo importante que es respetar y, sobre todo, proteger a las personas de mayor edad, algo de lo que, tal vez, hasta este instante no se habían dado cuenta.
  • Creatividad: el confinamiento ha obligado a buscar actividades para ocupar el tiempo. Algunas personas se pusieron a cocinar por primera vez, otras reactivaron la lectura, algunas aprovecharon para aprender otro idioma. Algunas otras personas se pusieron a crear materiales de protección, cosiendo mascarillas, por ejemplo.
  • Hábitos de higiene: tras las campañas informativas, muy pocas personas no saben que una medida clave de protección contra la COVID-19 es el lavado apropiado y frecuente de manos. Todas las personas han aprendido la forma correcta de toser, de saludarse y de usar apropiadamente las mascarillas, entre otras acciones, con el fin de no contaminar a las demás personas y protegerse a sí mismas.

Sin duda, la comunicación y las prácticas restaurativas tienen hoy más que nunca un papel transcendental para crear, reforzar y mantener relaciones sanas, seguras y fuertes en el hogar, en el barrio, en la comunidad laboral y escolar, fomentando un sentido de comunidad. Estas herramientas permiten detectar, reducir, prevenir y gestionar varios de efectos negativos resultando del confinamiento, particularmente en el plan socioemocional.

Materiales disponibles

 

 

  • CONVERSATORIOS VIRTUALES DE REFUERZO
    Un espacio de comunicación e información con el público, en general, y para docentes, en particular. Bajo la tutoría de Jean Schmitz y con la participación de profesionales DECE especializados en prácticas restaurativas. En estos diálogos se abordarán las prácticas restaurativas con relación al distanciamiento social y confinamiento y sus repercusiones en el ser humano y están vinculados con los videos de la serie "Restaura la vida en familia".

 

  • MANUAL "PRÁCTICAS RESTAURATIVAS EN EL ÁMBITO EDUCATIVO"
    Brinda mayor sustento conceptual a los personales DECE y docente en torno a las prácticas restaurativas y sus aplicaciones. El propósito es ofrecer un soporte teórico-práctico a docentes y autoridades escolares sobre el enfoque restaurativo que les permitirá promover e implementar de manera efectiva su función en ámbito educativo. El manual cuenta con información teórica, así como ejemplos prácticos y comunes del contexto en que habitualmente se interviene. A lo largo del manual se descubren los diversos beneficios y ventajas que permiten las prácticas restaurativas, así como también los límites, dificultades y obstáculos que podrían surgir durante su implementación y lo que se puede hacer para prevenirlos y resolverlos.

 

Finalmente, es muy importante resaltar en este proceso el comprometido trabajo de los siguientes profesionales de los DECE a nivel nacional. Su esfuerzo, experticia y dedicación brindaron mucha calidad a este proyecto y a los materiales incluidos en este espacio. ¡Gracias: Nelly Bermeo, Carolina Bravo, David Caicedo, Tatiana Chulde, Omika Joseph, Jenny López, Sheyla Massay, Jaqueline Mendoza, Nelly Orrala, Diego Pantoja, Byron Ramírez y Karina Villacís! smiley

 

Se puede leer sobre la experiencia de participar en el equipo de trabajo que desarrolló este paquete de materiales en el siguiente enlace: https://ecuador.vvob.org/noticia/trabajo-en-equipo-una-oportunidad-de-crear-y-de-crecer