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17/09/2020

Primer contacto con las prácticas restaurativas

Me llamo Sheyla Massay y soy DECE (Consejera Estudiantil) de Apoyo del Distrito Educativo 3, Zona 8, desde hace 3 años. Tuve la oportunidad de conocer sobre prácticas restaurativas en 2017, cuando VVOB Educación para el desarrollo, en coordinación con el Ministerio de Educación, brindó un espacio de formación a todo el equipo de DECE de Apoyo Distritales. La idea de que podría ser una formación sin mayor relevancia fue inmediatamente desvirtuada, cuando al inicio del primer taller ―y a lo largo de todo el proceso― el facilitador de ese entonces, Manel Ortega, nos llevó de la mano a entender que el uso de prácticas restaurativas en el ámbito educativo nos daba la oportunidad de prevenir situaciones de violencia, de crear comunidad y de manejar procesos de contención emocional con eficacia.

Un cambio de perspectiva

En el ámbito educativo fácilmente se piensa que para generar disciplina es necesario imponer autoridad; sin embargo, en el transcurso de la formación y de los ejercicios realizados nos quedó muy claro es que un castigo no genera reflexión, y que una práctica restaurativa logra que las personas sean más críticas frente a sus acciones y propositivas a la hora de remediar o restituir el daño que dichas acciones pudiesen haber generado.

Uno de los compromisos que adquirimos tras esta primera formación fue realizar una réplica del taller a los equipos DECE de cada uno de nuestros Distritos Educativos y poner en práctica una sesión de círculos restaurativos. Nunca imaginé que tuviera que lanzarme al ruedo tan pronto como la capacitación había terminado, pero la urgencia de generar un proceso de intervención en una institución educativa de la Zona, afectada por un caso de violencia sexual, nos obligó a movilizarnos. Nuestro equipo distrital, empoderado con los conocimientos recientes, realizó varias sesiones de círculos restaurativos para abordar este caso, que permitieron: (a) Bajar los niveles de ansiedad de sus participantes (madres y padres de familia, representantes legales y estudiantes; (b) Crear comunidad logrando que estos participantes propongan estrategias para mejorar la seguridad de niños niñas y adolescentes; y (c) Afianzar nuestros conocimientos.

Después de esta experiencia práctica vinieron más y más intervenciones, que generaron la oportunidad de reforzar conocimientos y de generar un espacio de formación práctica a otros compañeros y compañeras de los DECE.

Una cosa es la teoría, otra definitivamente la práctica. Estos ejercicios de intervención me permitieron replicar la experiencia con el Equipo DECE que me encuentro liderando.  Es a partir de esta experiencia que cada profesional DECE de mi Distrito empezó a implementar círculos restaurativos como una estrategia que acompaña los procesos en los que se ha identificado conductas disruptivas.

Cuán importante es para un niño, niña o adolescente ser escuchado y no ser juzgado como determinado tipo de persona por sus acciones. Cuán importantes es involucrar a cada estudiante en el proceso de reparación del daño y que tengan la oportunidad de proponer acciones y estrategias para lograrlo.

Trabajar con la gente, no es un trabajo, es un privilegio. Conversar con niñas, niños y adolescentes es una oportunidad que me llena como persona, las prácticas restaurativas me han brindado esa oportunidad, pues cuando creas el espacio adecuado la gente se siente animada, confiada a compartir sus pensares y sentires, y con ello puedes construir cosas maravillosas.

Una nueva forma de aplicar lo aprendido

Actualmente la crisis sanitaria que provocó la pandemia por Coronavirus nos movilizó a todos los equipos profesionales DECE a nivel nacional. En un momento crítico de esta crisis, en la que me encontraba experimentando el duelo por la pérdida de mi padre, fui invitada por Jennifer Barrera del Ministerio de Educación a participar en un grupo nacional de prácticas restaurativas.

Bajo la guía de Jean Schmidt y la coordinación de Patricia Tello de VVOB, a quien he tenido el gusto de conocer en estos meses, el equipo ha desarrollado videos y cartillas sobre el uso de la escucha activa, la comunicación no violenta, el diálogo restaurativo y otros elementos que pueden mejorar nuestras relaciones con las otras personas.

Ser parte de este equipo me ha llenado mucho como ser humano, por la calidad de personas con las que he compartido y me han sostenido en estos tiempos de crisis. Profesionalmente hablando, he potenciado los aprendizajes adquiridos en estos años y he mejorado mi nivel de criticidad y observación frente a todo lo que sucede en mi entorno.

Ahora que sale a la luz este trabajo que hemos creado con mucha convicción y amor es imposible no sentirme complacida y orgullosa de ser un agente de cambio y poder aportar con un granito de arena a mejorar las relaciones y la convivencia de muchas otras personas.

¡Gracias VVOB, Gracias MinEduc!

Se pueden encontrar todos los materiales desarrollados en el marco de este proyecto en el siguiente enlace: https://ecuador.vvob.org/noticia/reforzando-la-comunidad-educativa-con-la-ayuda-de-las-practicas-restaurativas